MERCADILLOS AMBULANTES 

      En tiempos de crisis económica, como la que padecemos, parece lógico que el número de personas que acuden a estos lugares se incremente de forma notable. También en épocas de bonanza se apreciaba un aumento de compradores, ahora bien, por motivos muy diferentes. Nos decía una verdulera, el sábado santo pasado, que hacia mucho tiempo que no se veía tanta afluencia de público al mercado semanal.

 Mercado

     Podemos decir que este tipo de espacios o áreas comerciales han hecho posible que los habitantes de pequeñas ciudades y pueblos sigan los consejos, aun sin saberlo, de nutricionistas y economistas. Unos y otros coinciden en aconsejar que consumamos frutas, verduras y todo tipo de productos de temporada – es mucho mas sano comer aquello cuya obtención y conservación no se ha forzado con compuestos químicos ni con medios artificiales – y en que los adquiramos de producción y productores locales – menores costes y márgenes comerciales y mayor frescura de los alimentos-.
     Además nos encanta desde tiempo inmemorial, como buenos mediterráneos que somos, curiosear por mercados, bazares y zocos; tocar la mercancía y a la hora de pagar, regatear. Casi todas las mujeres y algún varón se vanaglorian de haber encontrado, en alguna ocasión, una bicoca extraordinaria por su calidad y precio en tales espacios, eso si, siempre que se sepa buscar.
     Precisamente en esas fechas de afluencia masiva es cuando se ve deambulando por aquellos lugares a visitantes no habituales perdidos entre el cúmulo de puestos y el gentío, desconfiados ante tan colorida oferta, sin un solo rotulo o etiqueta y voceada por los vendedores. Los habituales, sin embargo, conocen la ubicación de los puestos y su mercancía y hasta el nombre de los vendedores. En este sentido la Administración podría adoptar medidas que incentiven, por una parte, la venta en esos lugares de todo tipo de artículos y productos de agricultores, artesanos y comerciantes locales y por otra habría que regular el etiquetado de productos acreditando su procedencia e informando de todos aquellos datos relevantes para la seguridad alimentaria de los consumidores.
     Por ultimo acudir a estos lugares permite comprobar los abusivos márgenes y estrategias comerciales que establecen las grandes superficies.